domingo, 31 de julio de 2011

Mi gorda historia


Yo solía ser una niña muy gorda, comía pésimo. Cuando entre a la pubertad tuve problemas con mi periodo así que me llevaron con la ginecóloga y me dijo que mi ciclo no estaba bien por mi peso. No entendí exactamente qué pasaba pero al parecer mi cuerpo no podía controlar la grasa y las hormonas al mismo tiempo, así que se enfocaba más a lo primero.

En ese entonces pesaba más de 90 kilos, con sólo 12 años. Entonces mi mamá me llevó con mi primer nutriólogo. Me ayudó bastante, me dio prácticamente lo mismo que yo comía pero en formas más saludables, y logré bajar 12 kilos pero perdí el interés. A esa edad no estaba muy interesada en eso, quería comer lo que se me diera la gana y entonces lo dejé.

Tiempo después, cuando estaba en las vacaciones previas antes de entrar a la preparatoria, me la pasaba todo el día en casa junto con una amiga y pedíamos casi diario comida a domicilio. Comí de todo: tortas, hamburguesas, tacos, pizza, sushi, etc. Mi mamá me decia al pasar los dias, “Gaby, estás engordando más, cuídate..”. Obvio con una adolecente no se puede decir esos comentarios jaja. Yo solo me enojaba y le decía que no me molestara.

Entonces un día me quise poner una blusa que me encantaba y que no me ponía hace tiempo, pero oh sorpresa… cuando me la puse, me quedaba HORRIBLE. Entonces me di cuenta que había engordado demasiado, me miré al espejo y en ese momento fue cuando me cayó el 20. Pensé, “¿cómo puede ser posible que teniendo 15 años batalle tanto al momento de escoger ropa? Que me sienta tan insegura, que ni siquiera puedo subir las escaleras sin quedarme sin aliento, voy a entrar a la prepa a una nueva escuela, nuevos compañeros y todas las chavas delgadas y guapas y yo sintiéndome una ballena horrible… no esto no es justo, tengo que hacer algo”. A mi no me gustaba comprar ropa, no me emocionaban las fiestas, tampoco me gustaba que me tomaran fotos, tenía mi autoestima por los suelos. Y todo por estar GORDA y no encontrar ropa de mi talla.

Fui a llorarle a mi mamá y a hacerle el drama de mi vida, muy decidida hice cita con una nutrióloga. Algo muy importante es que lo hice pensando en que mi vida iba a cambiar, más que en ponerme a dieta, bajar de peso y luego volver a comer “normal”. Sabía que tenía realmente que hacer un CAMBIO, porque si yo quería estar delgada, no podía seguir haciendo lo que yo hacía (no hacer ejercicio, comer como si estuviera amarrada), porque yo me di cuenta que tenía un problema, la forma en que yo comía no podía ser lo “normal”.

Y así fue, poco a poco fui bajando de peso. La primera semana bajé 3 kilos y medio y me motivó muchísimo. Mis cambios fueron lentamente, yo no comía nada de verdura y muy pocas frutas, empecé primero comiendo solo ejotes y brócoli, les ponía salsa de tomate o queso para que me agradara más el sabor. Y con los días yo y mi mamá fuimos aprendiendo a cocinar más sanamente y nos dimos cuenta que la comida era muy rica sin agregarle muchas cosas.

Con el tiempo fui descubriendo huesos que no sabía que tenía, como el de las manos, el del pecho y mi favorito, el de la cadera, se sintió muy padre. Con esa nutrióloga fui durante más de año y medio sin faltar ni una sola semana. Bajé en total alrededor de 26 kilos, y todavía me faltaban kilos por bajar.

Despues dejé de ir con ella, pensando que podría bajar yo sola lo que me faltaba. Pero no fue así, no subí ni un kilo, pero tampoco bajé, me mantuve. Señal de que si aprendí a comer mucho mejor sin que me estuviera vigilando un profesional. A los 6 meses hice cita con otra nutrióloga, y con ella bajé los kilos que me faltaban, que eran como 8.

Ahora tengo 20 años, durante todo ese proceso aprendí muchas cosas de mis nutriólogos, algunas veces sí me desesperaba y se me ocurrió probar con varios medicamentos, ninguno me sirvió, no aguantaba ninguno más de una semana por los efectos secundarios.

Me di cuenta que es muy padre subir escaleras sin sentir que se te va a salir el corazón, que hacer ejercicio es un goze, que es genial sentirme con energía todo el dia, que es genial encontrar un pantalón de mi talla en una tienda cualquiera!, y cuando me puse mi primera blusa talla chica, nisiquiera cuando era niña usé esa talla jajaja— Aprendí a cocinar sano, a encontrarle el gusto a toda la comida sin necesidad de agregarle grasa (aceite, crema, manteca, mayonesa, cosas empanizadas), y ahora todos en mi casa comemos mejor o eso intento que sigan mi ejemplo. me gusta ayudar y compartir mi experiencia, porque si yo pude cambiar mis hábitos que eran de LO PEOR, entonces cualquiera puede.